Cuando veas una imagen con un enlace a la web no pongas el cursor encima para perder el tiempo leyendo un texto, dale directamente un click para que te envie a la página correspondientePETER JACKSON.

Detrás de la cámara, filmando esta épica trilogía de Tolkien, se esconde Peter Jackson, un director gamberro y entusiasta que disfruta como un enano con el artificio cinematográfico, y que goza como ninguno cuando rueda estallidos de sangre y otros abusos del mal gusto que le obligan a explotar los límites de los efectos visuales. Muy pocos autores serían capaces, como él, de controlar ese circo salvaje de efectos especiales y de llevarlo a su terreno, dominando los sistemas más complicados de rodaje y producción.

 

Los secretos del maquillaje y del uso de maquetas..., los trucos de títeres, muñecos animados o engendros robotizados, al lado de las técnicas más alucinantes que propicia la informática, han aparecido a destajo en la filmografía de Jackson, en lo que es un auténtico alarde del exceso. Él es, por capricho, un autor del cine más rocambolesco, más inverosímil y fantástico: un amante del cine como aventura y como espectáculo.

 

Siempre impactante, Jackson prefiere las imágenes barrocas ("Agárrame esos fantasmas", "Brain Dead") a la crudeza o la austeridad ("Mal Gusto"). Si el presupuesto lo permite, juega con luces y sombras, contrasta los colores y atiborra los decorados con detalles de texturas ásperas (madera, estuco, tierra o barro) y frías (le gusta el metal oxidado). Después, y dependiendo de la exigencia de sus guiones, puede dar rienda suelta a su amor por los elementos líquidos, viscosos y rojos. El caso de "Brain Dead" es memorable.

 

Jackson tiene un sentido de la composición muy desinhibido. Su cámara siempre se hace evidente. Cuando está quieta, porque angula buscando subrayados enfáticos y paródicos (a los cuales contribuyen, de vez en cuando, el uso de lentes que deforman el espacio y el rostro de los actores). Y cuando se mueve, porque actúa con trepidación, corriendo sobre vías o en steadycam (o sobre el hombro, a las malas), para imprimir un sentido rabioso de la urgencia o bien para crear (como hace Sam Raimi), una sensación irreal de amenaza.

 

Lo más llamativo de esa singular pasión que siente Jackson por el cine como "expresión-de lo-fantástico" es su contagiosa condición de invento y de broma. Todas sus películas, empezando por "Mal Gusto" (1987) tienen un asombroso sentido de la parodia que nunca las abandona. Ni siquiera en la obra más difícil y reflexiva de este virtuosista, que es "Criaturas Celestiales" (1994), puede evitar deslizarse, en algunos momentos, hacia el placer del exceso y de la fantasía, produciendo momentos de una comicidad extraña. Queda claro que Jackson se ríe de él, del público y hasta de sus personajes, de los que hace caricaturas, y a los que deforma con muecas o con litros de pintura roja.

 

Este director nació en el Halloween de 1961, y pegó sus primeros gritos en una pequeña ciudad costera de Nueva Zelanda. A los 8 años arrebató a sus padres una cámara Super-8 que habían comprado y se puso a rodar cortos con sus amigos, demostrando un talento muy temprano para crear trucos visuales. Con 22 años, este diablo comenzó las primeras tomas del título que le daría la fama: "Mal Gusto". Filmaba los días de fiesta y los fines de semana y contaba, por todo presupuesto, con el dinero que iba sacando de su trabajo en The Evening Post, un diario de Wellington. Cuatro años más tarde pudo acabar este trabajo y lo presentó en Cannes, donde nació como director de culto.

 

"Meet the Feebles", del 89 (una película sobre viciosos muñecos de trapo), y "Braindead", del 92 (una orgía de zombies), confirmaron su fama de socarrón sanguinario. Pero luego presentó "Criaturas Celestiales" (1994) y se ganó, de un solo golpe, el aplauso del público y el de la crítica.

 

"Agárrame esos fantasmas" (1996) supuso su llegada al Hollywood más bestia y su acceso inmediato a los mayores dispositivos de imagen digital. Ahí demostró Jackson que podía ser comercial y al mismo tiempo coherente, combinando su macabro sentido del espectáculo con los intereses exhibicionistas de la industria americana. Ese mismo año, volvería a sus cauces más modestos para filmar "Forgotten Silver", un falso documental sobre un director pionero que embaucó a millones de espectadores. Otra broma mayúscula.

 

Después de perder el tiempo con un guión de "King Kong" que nunca se rodó, Jackson se vio enredándose en una ambiciosa adaptación de "El Señor de los Anillos", que abarcaba sus tres partes. Todavía es pronto para decirlo, pero quizás haya sido la elección más correcta detrás del objetivo. Por lo menos, estamos casi seguros que a él no lo van a hundir los efectos especiales.

aqui vemos a PETER JACKSON con sus 4 hobbits mariquitas